Visitas un país nuevo. Bulgaria. No hablas el idioma, pero las señas… ¿no son el idioma universal? Pues no tienes problemas, o al menos eso crees. Porque la seña universal para decir “si” es mover la cabeza de arriba abajo… excepto en Bulgaria.
“Al país que fueras, haz lo que vieras” recomienda un antiguo aforismo. O lo que es lo mismo, hoy, “al país que fueras, haz un benchmark…”
Los búlgaros dicen "sí" moviendo la cabeza de lado a lado, y dicen "no" moviéndola de arriba a abajo. ¿Eeeh? ¿Cómo? ¿Quieres ser eficiente y hacerte entender? Si estás en Bulgaria, haz un benchmark y mueve ahora tu cabeza de lado a lado.
Pero, ¿qué es benchmark? Empecemos por Wikipedia: “es una técnica utilizada para medir el rendimiento de un sistema o componente de un sistema, frecuentemente en comparación con algún parámetro de referencia”.
Es un anglicismo. Algunos lo traducen al castellano como "análisis técnicos competitivos", otros como “comparativo”. David Kearns, de XEROX dice que el benchmarking “es un proceso continuo de evaluación de los productos, servicios y métodos, con respecto a los de los competidores más eficientes o a las empresas reconocidas como líderes”. En síntesis, es una técnica que usa la comparación, no la copiadora.
El benchmark es un mecanismo que sirve para evaluar los procesos, productos o servicios de empresas que sean reconocidas las mejores representantes de las mejores prácticas de esos procesos. Dejemos el calembour.
Digamos que tengo una planta que produce autos. 10 autos al mes. ¿Son muchos, pocos, o están en la media? Mi planta produce 10 autos al mes, empleando a 100 personas que operan a 100 robots para hacer autos que venderé a $ 100… ¿Muchos empleados, pocos robots, o estoy haciéndolo bien? Pues buscaré información del mejor productor de autos, en la categoría de vehículos de $ 100, compararé su eficiencia con la mía y decidiré… salir del negocio.
¿Para qué sirvió haber hecho un benchmark? En sencillo: para mejorar los procesos propios. Con lo que vuelvo a la definición: es una técnica que usa la comparación para mejorar los rendimientos.
La pregunta obvia es, ¿qué comparar? ¿o entre qué o quienes vale la comparación? Un benchmark puede comparar procesos dentro de diferentes áreas de la misma organización; o bien puede comparar procesos de empresas que son competencia –aunque hay un tema de confidencialidad y calidad de la información acá-. Un benchmark puede comparar organizaciones del mismo sector que no son competidoras entre sí o procesos de negocios similares entre empresas pertenecientes a sectores distintos.
Por cierto, funciona comparando, emulando, adaptando, interiorizando los procesos externos en los internos. Y vuelvo al tema conceptual de la técnica que usa la comparación, no la copia. ¿Por qué? Bueno, al final del día –y en el ámbito del mercado- es un dolor de cabeza tener un mee too.