martes, septiembre 23, 2008

Alguién pensó en la frase de París 1968. “El miércoles los enterradores fueron a la huelga. Ahora es un buen momento para morir". Pero era sábado. Y como demostraron las entrevistas posteriores la muerte no era una opción. Siquiera lejana.

Jóvenes, revolución y relajo están íntimamente vinculados. Pero hay grandes diferencias entre París de 1968 y Guayaquil de 2008.

Revolución, relajo y reivindicaciones también están íntimamente vinculados. Así que hablemos de las reivindicaciones de la Católica. No voy a interpretar los hechos, si a analizar la semántica de los hechos y dichos.

Un grupo de estudiantes de una universidad se oponen al Gobierno y gritan NO; mientras otro grupo de otro universidad, en el mismo campus, se adhieren al Gobierno y gritan SI. Detrás del NO, dicho por los mismos estudiantes en entrevistas televisivas posteriores, está la oposición a quién insulta sus apellidos o el rechazo a quien jode a Guayaquil. La reivindicación es a los apellidos y al pasado.

Luego de una semana y días, los ecos de los estudiantes aun eran los apellidos, las frutas y la intolerancia a una ciudad.

¿Por qué ningún estudiante que se siento agredido –o que fue agredido- en los hechos de la Universidad Católica salió a defender la libertad de expresión, la libertad de opinión, la libertad de libre tránsito?

¿Por qué detrás de los estudiantes que promovían el NO desaparecieron la nobleza de las causas de los derechos y aparecieron las realidades nacionales?

No sé la respuesta; excepto que era sábado y no miércoles… y esa causa, la causa de las libertades de la gente, en Ecuador, aun no merece tantas líneas de un discurso… menos la muerte.

Detrás del SI –por otra parte- , dicho por los otros estudiantes y los estudiantes de Quito y demás ciudades del país, está la oposición al pasado, la hora de la revancha, la crítica a los pelados pelucones, la esperanza en RC. Es la reivindicación a los derechos de los izquierdos.

Pero, un momento. Si todo esto se trata de analizar una propuesta de Constitución, entonces ¿por qué llevarlo al plano de me-gusta/no-me-gusta un presidente?

La gente no busca razones para hacer las cosas, busca excusas. La Constitución elaborada en Montecristi es un excusa que justifica el rompimiento social de la revancha de quién sabe interpretar el enojo de los miles de familias ecuatorianos que viven con 4.4 dólares al día.

Esto no es sobre un modelo nuevo versus un modelo viejo. No se trata de la pachamama o del Dios católico. Desde el punto de vista de la semántica, es optar entre el pasado, la pobreza y la partidocracia o el presente, la igualdad y Rafael Correa.

El SI o el NO es un juego a muerte. Es allí dónde la Revolución Ciudadana se parece a la del 68. Como decía un afiche pegado en St. Germain esos días de mayo, “ceder un poco es capitular mucho”.

Pero la gran diferencia es que en París se “prohibía prohibir” y en Guayaquil se prohíbe expresarse. Vivir en democracia es vivir las diferencias, me dijo un día mi amigo Erik Grunberg. Pero, los grupos que apoyan el SI –Gobierno incluido, debo decirlo- quieren acallar totalmente a los grupos que apoyan el NO… y viceversa.

Al final del día, lo que pudo ser un activo del NO –planteado como la represión de un grupo de estudiantes que rechazaban a un Gobierno, igual que en París- se convirtió en una tibia confrontación de muchachos. Y se convirtió en otro tema de campaña.

¿Las ideas? Adiós a las ideas.

El gobierno sabe bien que ningún voto es racional. La gente vota con el corazón… ese es el voto duro del SI… por una esperanza. La gente vota con el estómago, porque tiene hambre… ese es el voto aun indeciso. La gente vota con el hígado o los testículos… porque está indignada… y este espacio lo comparten el SI y el NO.

Relajo, reivindicaciones y represión también están íntimamente vinculados. Pero en el 68 los estudiantes pidieron la salida del Estado del control de la tele, la capacidad de autogestión de los pueblos y que sea prohibido prohibir.