Alberto Acosta y Aminta Buenaño, asambleistas de Aliaza País, dicen que la prensa no debe trivializar la constituyente.
Carl Berstein, periodista que destapó el caso Watergate, dice que "cuando la televisión informa sobre algún hecho marginal, en ese momento deja de serlo."
martes, noviembre 27, 2007
Tomado de El Comercio
¿Soporte social de la Constituyente?
¿200 brigadistas + Comandante Nacho + los guardianes de la Constituyente son el soporte social?
¿Y los millones de ecuatorianos que somos?
Es más, ¿qué implica ser "soporte social de la Constituyente"?
"Acuerdo País realizó ayer una demostración de que sus bases se transformarán en el soporte social de la asamblea constituyente y de sus decisiones."
En un acto cargado de símbolos bolivarianos y alfaristas, tres asambleístas oficialistas dieron la bienvenida en Portoviejo a sus coidearios o ‘camaradas’ que participan en una caminata bautizada como Simón Bolívar."
...
"...en su mayoría, estaban uniformadas con camisetas verdes con la imagen del presidente Rafael Correa y portaban en sus cuellos pañuelos amarillos, azules y rojos.Tres de ellos portaban los retratos de Simón Bolívar, Eloy Alfaro y el ‘Che’ Guevara; otros tantos hacían flamear banderas ecuatorianas y rojas."
...
"De pronto, uno de los militantes rompió filas. Se trata del ‘Comandante Nacho’ quien, según los boletines de Acuerdo País, durante el trayecto “narra algunos acontecimientos de diferentes hombres y mujeres que han luchado por la liberación de los pueblos”.
Con un don de mando casi marcial se puso frente a sus compañeros, quienes corearon por dos ocasiones el conocido estribillo: “Alerta que camina la espada de Bolívar por América Latina”. A renglón seguido, corearon dos veces la arenga: “No queremos y no nos da la gana de ser una colonia norteamericana”. "
...
"La llegada de los miembros de la caminata es la segunda de los últimos días. El sábado también se instalaron los denominados ‘guardianes de la constituyente’, que también serán un soporte social de la asamblea constituyente."
¿Soporte social de la Constituyente?
¿200 brigadistas + Comandante Nacho + los guardianes de la Constituyente son el soporte social?
¿Y los millones de ecuatorianos que somos?
Es más, ¿qué implica ser "soporte social de la Constituyente"?
lunes, noviembre 26, 2007
Plenos poderes. Democracia. ¿Coincidentes o antípodas?
Como dice la canción en el viejo karaoke, de Jarabe de Palo,
¿Depende? ¿Qué es "depende"? Según el diccionario, "estar subordinado a otro".
Siendo así, cuando los plenos poderes se subordinen a la democracia que el abril 15 dijo que "la trasformación del marco institucional del estado y la nueva Constitución, sólo entrarán en vigencia con la aprobación en referéndum, de la nueva Constitución"... entonces son coincidentes.
¿Plenos poderes? ¿Quién tiene los plenos poderes?
Imagino esta discusión como una pelea de Titanes en el Ring. Está Pepino, el gran payaso, Martín Karadagian, el Caballero Rojo, Yolanka y -por supuesto- la Momia. ¿Recuerdan la serie? No me perdía un capítulo para ver a la Momia, inflexible, fuerte, blanca, perder ante el héroe Martín Karadagian.
No entendía cómo, siendo casi invencible, la Momia terminaba vencida... y perdía el campeonato, el cinturón, hasta trozos de vendaje.
Ahora lo entiendo.
Todos queríamos que pierda.
Todos queríamos que gane el héroe.
Todos queremos que gane el héroe.
Le poníamos fe y ganas y hasta rezos cada vez que Martín caía. Y él se levantaba. Y golpeaba como loco a la Momia, hasta que la vencía.
¿Quién tiene los plenos poderes? El héroe. ¿Quién es el héroe? ¿La democracia? ¿El pueblo soberano? ¿El presidente?
No, la democracia no es heroína.
La democracia es un valor etnocéntrico. La democracia no ha existido para las mayorías en el país -excepto para obtener un papelito-... con franqueza, en el pasado, ¿las mayorías decidimos algo? Ni siquiera cuando nos pronunciamos por el si a la autonomía en el Guayas se impuso nuestra mayoritaria decisión.
Las elecciones no sirven para nada cuando las mayorías electas no consultan con las minorías y no las tratan con tolerancia... y esto puede ser la gran flaqueza de la Asamblea Constituyente de Alianza País. O la justificación para el caos de Bolivia.
Democracia, libertad, propiedad privada, imperio de la ley, todos valores etnocéntricos.
No existen en el colectivo de quienes viven con $ 5 diarios o menos.
Pensando en todo esto, llegué a Foucalt. Cuando habla del etnocentrismo -como discurso propio- dice que "produce unos modos permisibles de ser y pensar al mismo tiempo que descalifica e incluso imposibilita otros..."
Escuché a algunos amigos hablar de plenos poderes e institucionalidad, seguridad jurídica, Constitución... luego escuché al Gobierno, al Presidente, a Alberto Acosta, a los Asambleístas de Alianza País hablar de plenos poderes e institucionalidad, seguridad jurídica, Constitución. Decían lo mismo... significaban cosas tan distintas.
Imagino esta discusión como una pelea de Titanes en el Ring.
En esta esquina, la Momia, que ha puesto su la fe en sus recursos, su pasado misterioso y su poder. En esta otra, Martín Karadagian, quien supo crear héroes y vendernos el sueño de vencer a la invencible Momia.
...
Por cierto, Martín Karadagian también era el dueño de Titanes en el Ring.
Como dice la canción en el viejo karaoke, de Jarabe de Palo,
"Depende...
Depende, ¿de qué depende?
de según como se mire,
todo depende..."
¿Depende? ¿Qué es "depende"? Según el diccionario, "estar subordinado a otro".
Siendo así, cuando los plenos poderes se subordinen a la democracia que el abril 15 dijo que "la trasformación del marco institucional del estado y la nueva Constitución, sólo entrarán en vigencia con la aprobación en referéndum, de la nueva Constitución"... entonces son coincidentes.
¿Plenos poderes? ¿Quién tiene los plenos poderes?
Imagino esta discusión como una pelea de Titanes en el Ring. Está Pepino, el gran payaso, Martín Karadagian, el Caballero Rojo, Yolanka y -por supuesto- la Momia. ¿Recuerdan la serie? No me perdía un capítulo para ver a la Momia, inflexible, fuerte, blanca, perder ante el héroe Martín Karadagian.
No entendía cómo, siendo casi invencible, la Momia terminaba vencida... y perdía el campeonato, el cinturón, hasta trozos de vendaje.
Ahora lo entiendo.
Todos queríamos que pierda.
Todos queríamos que gane el héroe.
Todos queremos que gane el héroe.
Le poníamos fe y ganas y hasta rezos cada vez que Martín caía. Y él se levantaba. Y golpeaba como loco a la Momia, hasta que la vencía.
¿Quién tiene los plenos poderes? El héroe. ¿Quién es el héroe? ¿La democracia? ¿El pueblo soberano? ¿El presidente?
No, la democracia no es heroína.
La democracia es un valor etnocéntrico. La democracia no ha existido para las mayorías en el país -excepto para obtener un papelito-... con franqueza, en el pasado, ¿las mayorías decidimos algo? Ni siquiera cuando nos pronunciamos por el si a la autonomía en el Guayas se impuso nuestra mayoritaria decisión.
Las elecciones no sirven para nada cuando las mayorías electas no consultan con las minorías y no las tratan con tolerancia... y esto puede ser la gran flaqueza de la Asamblea Constituyente de Alianza País. O la justificación para el caos de Bolivia.
Democracia, libertad, propiedad privada, imperio de la ley, todos valores etnocéntricos.
No existen en el colectivo de quienes viven con $ 5 diarios o menos.
Pensando en todo esto, llegué a Foucalt. Cuando habla del etnocentrismo -como discurso propio- dice que "produce unos modos permisibles de ser y pensar al mismo tiempo que descalifica e incluso imposibilita otros..."
Escuché a algunos amigos hablar de plenos poderes e institucionalidad, seguridad jurídica, Constitución... luego escuché al Gobierno, al Presidente, a Alberto Acosta, a los Asambleístas de Alianza País hablar de plenos poderes e institucionalidad, seguridad jurídica, Constitución. Decían lo mismo... significaban cosas tan distintas.
Imagino esta discusión como una pelea de Titanes en el Ring.
En esta esquina, la Momia, que ha puesto su la fe en sus recursos, su pasado misterioso y su poder. En esta otra, Martín Karadagian, quien supo crear héroes y vendernos el sueño de vencer a la invencible Momia.
...
Por cierto, Martín Karadagian también era el dueño de Titanes en el Ring.
jueves, noviembre 22, 2007
El Comité Empresarial Ecuatoriano, algunas Cámaras de la Producción, y... o... algunos líderes de opinión, -no entraré a definir quienes- creen que hay que recordarle a los ecuatorianos que los plenos poderes de la Asamblea están limitados por el artículo 1 del Estatuto aprobado en Consulta Popular el 15 de abril.
Yo estoy de acuerdo.
La pregunta es ¿cómo? ¿Cómo decirle a los ecuatorianos que "la trasformación del marco institucional del estado y la nueva Constitución, sólo entrarán en vigencia con la aprobación en referéndum, de la nueva Constitución"?
Pues conversamos del texto con mi amigo Erik. Armó una propuesta magnífica que no sé si se publicará... pero bien vale verla:
miércoles, noviembre 21, 2007
El Comercio, hoy miércoles 21 de noviembre, página 6, dice "La Junta Cívica se abre a nuevos miembros".
Leo la noticia. Habla de la Junta Cívica de Guayaquil. De la criticada por el Presidente como elitista y cerrada, cerrada estatutariamente a 100 instituciones y 400 personas naturales, y presidida por Carlos Estrada desde hace... ¿10 años?
<<...hasta hace pocas semanas los directivos de la Junta Cívica afirmaron que esa disposición no iba a cambiar (se refiere a abrir la Junta a otros miembros).
Sin embargo, ayer el presidente de la Junta, Carlos Estrada, señaló que en enero del próximo año se convocará a una asamblea para cambiar los estatutos y se adelantarán las elecciones para febrero, “considerando que las metas de este Directorio se han logrado en alto grado”.>>
Entonces pienso que el titular de la noticia debe ser que "la Junta Cívica se abrirá, próximamente y sólo si se cambia el estatuto después de una Asamblea interna, a nuevos miembros -que presumiblemente deberán ser aceptados por los actuales miembros-".
Leo la noticia. Habla de la Junta Cívica de Guayaquil. De la criticada por el Presidente como elitista y cerrada, cerrada estatutariamente a 100 instituciones y 400 personas naturales, y presidida por Carlos Estrada desde hace... ¿10 años?
<<...hasta hace pocas semanas los directivos de la Junta Cívica afirmaron que esa disposición no iba a cambiar (se refiere a abrir la Junta a otros miembros).
Sin embargo, ayer el presidente de la Junta, Carlos Estrada, señaló que en enero del próximo año se convocará a una asamblea para cambiar los estatutos y se adelantarán las elecciones para febrero, “considerando que las metas de este Directorio se han logrado en alto grado”.>>
Entonces pienso que el titular de la noticia debe ser que "la Junta Cívica se abrirá, próximamente y sólo si se cambia el estatuto después de una Asamblea interna, a nuevos miembros -que presumiblemente deberán ser aceptados por los actuales miembros-".
Por cierto, pueden leer la nota en http://www.elcomercio.com/noticiaEC.asp?id_noticia=152391&id_seccion=3
El tema plenos poderes ha generado debate. Que si la Asamblea tiene plenos poderes; entonces puede hacer de todo a todos.
Que sólo tiene plenos poderes para redactar una nueva Constitución y transformar el marco institucional del Estado (lo que ello signifique). Y ya, crash_chin_plum!, nuevo país.
Que sólo tiene plenos poderes para redactar una nueva Constitución y transformar el marco institucional del Estado pero no para que esa Constitución y esa transformación entren en vigencia inmediatamente.
No, que no es inmediatamente, que es después del referendum.
No, no. Ni después del referendum ni inmediatamente, sino cuando la Asamblea quiera pues es de plenos poderes.
¿Quién tiene la razón?
Ah!, la tiene el soberano dirán unos.
Y si el soberano (me refiero al pueblo ecuatoriano) decide seguir el compás de "plenos poderes, pleeeenos podeeereeees" y exige cambios ya... pues cambiemos ya.
No es tan fácil.
No, no es tan fácil porque ese mismo soberano, ejerciendo libre y voluntariamente su soberanía, cuando voto "si queiro Asamblea" el 15 de abril... también dijo "La transformación del marco institucional del estado y la nueva Constitución, sólo entrarán en vigencia con la aprobación en referéndum de la nueva Constitución".
Pero volvamos al tema. ¿Entonces la Asamblea si tiene plenos poderes?
Hummmmmno y si.
La Asamblea tiene plenos poderes para poner al Ecuador de cabeza. Revisarlo todo. Cuestionarlo todo. Cambiarlo todo. Y más... pero...
Pero los poderes plenos para que esa transformación (radical, o no) entre en vigencia los tengo yo. Los tienes tu. Los tiene usted.
Todo ecuatoriano o ecuatoriana, mayor de 18 años, en goce de sus derechos civiles y políticos, tiene plenos poderes -con su voto en referendum- para cambiar al Ecuador.
Lo demás es cuento.
Que sólo tiene plenos poderes para redactar una nueva Constitución y transformar el marco institucional del Estado (lo que ello signifique). Y ya, crash_chin_plum!, nuevo país.
Que sólo tiene plenos poderes para redactar una nueva Constitución y transformar el marco institucional del Estado pero no para que esa Constitución y esa transformación entren en vigencia inmediatamente.
No, que no es inmediatamente, que es después del referendum.
No, no. Ni después del referendum ni inmediatamente, sino cuando la Asamblea quiera pues es de plenos poderes.
¿Quién tiene la razón?
Ah!, la tiene el soberano dirán unos.
Y si el soberano (me refiero al pueblo ecuatoriano) decide seguir el compás de "plenos poderes, pleeeenos podeeereeees" y exige cambios ya... pues cambiemos ya.
No es tan fácil.
No, no es tan fácil porque ese mismo soberano, ejerciendo libre y voluntariamente su soberanía, cuando voto "si queiro Asamblea" el 15 de abril... también dijo "La transformación del marco institucional del estado y la nueva Constitución, sólo entrarán en vigencia con la aprobación en referéndum de la nueva Constitución".
Por cierto, pueden volver a revisar todo el estatuto aprobado en http://www.tse.gov.ec/
Pero volvamos al tema. ¿Entonces la Asamblea si tiene plenos poderes?
Hummmmmno y si.
La Asamblea tiene plenos poderes para poner al Ecuador de cabeza. Revisarlo todo. Cuestionarlo todo. Cambiarlo todo. Y más... pero...
Pero los poderes plenos para que esa transformación (radical, o no) entre en vigencia los tengo yo. Los tienes tu. Los tiene usted.
Todo ecuatoriano o ecuatoriana, mayor de 18 años, en goce de sus derechos civiles y políticos, tiene plenos poderes -con su voto en referendum- para cambiar al Ecuador.
Lo demás es cuento.
martes, noviembre 20, 2007
“P_plenos poderes_s” canta el abad.
Y como canta el abad responde el sacristán, “plenos poderes”.
“Pleeeenos podeeeereeees”, canta el coro y la Iglesia se llena con las voces de los congregados repitiendo el salmo.
Más allá del ritual, hay una evidente relación jerárquica entre el abad y el sacristán, el coro y la congregación, o mi familia o mis amigos y yo.
Esto del buzz marketing es tan antiguo como la frase componitur orbis regis ad exemplum.
Como canta el abad responde el sacristán.
Y como canta el abad responde el sacristán, “plenos poderes”.
“Pleeeenos podeeeereeees”, canta el coro y la Iglesia se llena con las voces de los congregados repitiendo el salmo.
Más allá del ritual, hay una evidente relación jerárquica entre el abad y el sacristán, el coro y la congregación, o mi familia o mis amigos y yo.
En Estados Unidos o Argentina, el 77% de las personas reconocen que su entorno cercano -familiares o amigos- son fuentes de información e influyen en su proceso de decisión de compra más que la “experiencia previa" (65%) o que los medios masivos tradicionales (36%). No conozco un estudio local sobre el tema, pero no tiene porqué ser tan diferente.
Esto del buzz marketing es tan antiguo como la frase componitur orbis regis ad exemplum.
Como canta el abad responde el sacristán.
lunes, noviembre 19, 2007
¿Qué quiero de la Asamblea Constituyente?
Nada.
Me voy a explicar. Quiero nada más que no exista ya en la actual Constitución, en la Declaración Universal de Derechos Humanos o en el Pacto Global de Naciones Unidas.
Nada quiero. Porque el reconocimiento de mis derechos individuales, civiles, políticos, económicos, culturales y colectivos ya están consignados en la Constitución aprobada en 1998. Porque los derechos de las minorías, de los indígenas o de los negros (o afroecuatorianos), de los grupos vulnerables, de los niños, de los jóvenes, de las mujeres embarazadas y de los viejos, y de los consumidores, ya están garantizados en la Constitución.
Porque la Constitución ya garantiza mis derechos. Garantiza el debido proceso al cual debo estar sometido en un juicio; garantiza mi libertad de expresión, y que no me insulten, atropellen ni deshonren. Porque ante la ley ya soy igual a mi vecino o a su vecino. Ya soy libre y tengo libertad de elegir –que pleonasmo- bienes y servicios públicos y privados de óptica calidad, eficientes, y a tiempo.
Ya tengo derecho a elegir y ser elegido; tengo derecho a tener lo mío propio; ya tengo derecho a transitar libremente por la República; tengo derecho a un trabajo digno; ¿qué más me puede dar la Asamblea Constituyente?
Si el Estado ya reconoce y garantiza mi propiedad; y garantiza que haya igualdad de oportunidades para mí y todos los demás, sin excepción de género ni raza ni credo ni condición social ni ubicación geográfica en el acceso a recursos para la producción, entonces ¿qué más me dará la Asamblea?
Si el Estado, está escrito, me garantiza posibilidad de acceso permanente e ininterrumpido -es decir, sin paros- a servicios de salud, entonces ¿qué más me dará Asamblea?
Si ya tengo (yo y todos) un seguro general obligatorio que cubre mis contingencias de enfermedad, maternidad, riesgos del trabajo, cesantía, vejez, invalidez, discapacidad o muerte… ¿qué más hay que pedir?
Si la educación es un deber inexcusable del Estado; y si está inspirada en el civismo, basada en la ética, y además es gratuita hasta el bachillerato o su equivalente, ¿por qué pedir cambios a los Asambleístas?
Si el Estado, dice la Constitución, ya garantiza mi derecho a acceder a fuentes de información; a buscar, recibir, conocer y difundir información sin censura previa, entonces, ¿por qué querer reforzar la libertad de expresión, de información y de opinión a través de la Asamblea?
La Constitución vigente ya me obliga (a mi y a todos) a acatar y cumplir con la Constitución, la ley y las decisiones de autoridad. Ya me obliga a respetar los derechos de los demás, a respetar la honra ajena, a cuidar el media-ambiente, a promover el bien común y anteponer el interés general al interés particular. Y si debo hacer esto para con los demás, ellos deben hacerlo conmigo… ¿qué más pedir?
¿Pedir que se cumpla?
¿Qué quiero de la Asamblea? Nada y todo, a la vez. Nada, porque todo lo que necesitamos ya está normado. Todo, porque nada se cumple a cabalidad.
Pero ahora que lo pienso, no es la Asamblea –una entelequia- que debe cumplir con la ley y la Constitución… todos debemos.
Nada.
Me voy a explicar. Quiero nada más que no exista ya en la actual Constitución, en la Declaración Universal de Derechos Humanos o en el Pacto Global de Naciones Unidas.
Nada quiero. Porque el reconocimiento de mis derechos individuales, civiles, políticos, económicos, culturales y colectivos ya están consignados en la Constitución aprobada en 1998. Porque los derechos de las minorías, de los indígenas o de los negros (o afroecuatorianos), de los grupos vulnerables, de los niños, de los jóvenes, de las mujeres embarazadas y de los viejos, y de los consumidores, ya están garantizados en la Constitución.
Porque la Constitución ya garantiza mis derechos. Garantiza el debido proceso al cual debo estar sometido en un juicio; garantiza mi libertad de expresión, y que no me insulten, atropellen ni deshonren. Porque ante la ley ya soy igual a mi vecino o a su vecino. Ya soy libre y tengo libertad de elegir –que pleonasmo- bienes y servicios públicos y privados de óptica calidad, eficientes, y a tiempo.
Ya tengo derecho a elegir y ser elegido; tengo derecho a tener lo mío propio; ya tengo derecho a transitar libremente por la República; tengo derecho a un trabajo digno; ¿qué más me puede dar la Asamblea Constituyente?
Si el Estado ya reconoce y garantiza mi propiedad; y garantiza que haya igualdad de oportunidades para mí y todos los demás, sin excepción de género ni raza ni credo ni condición social ni ubicación geográfica en el acceso a recursos para la producción, entonces ¿qué más me dará la Asamblea?
Si el Estado, está escrito, me garantiza posibilidad de acceso permanente e ininterrumpido -es decir, sin paros- a servicios de salud, entonces ¿qué más me dará Asamblea?
Si ya tengo (yo y todos) un seguro general obligatorio que cubre mis contingencias de enfermedad, maternidad, riesgos del trabajo, cesantía, vejez, invalidez, discapacidad o muerte… ¿qué más hay que pedir?
Si la educación es un deber inexcusable del Estado; y si está inspirada en el civismo, basada en la ética, y además es gratuita hasta el bachillerato o su equivalente, ¿por qué pedir cambios a los Asambleístas?
Si el Estado, dice la Constitución, ya garantiza mi derecho a acceder a fuentes de información; a buscar, recibir, conocer y difundir información sin censura previa, entonces, ¿por qué querer reforzar la libertad de expresión, de información y de opinión a través de la Asamblea?
La Constitución vigente ya me obliga (a mi y a todos) a acatar y cumplir con la Constitución, la ley y las decisiones de autoridad. Ya me obliga a respetar los derechos de los demás, a respetar la honra ajena, a cuidar el media-ambiente, a promover el bien común y anteponer el interés general al interés particular. Y si debo hacer esto para con los demás, ellos deben hacerlo conmigo… ¿qué más pedir?
¿Pedir que se cumpla?
¿Qué quiero de la Asamblea? Nada y todo, a la vez. Nada, porque todo lo que necesitamos ya está normado. Todo, porque nada se cumple a cabalidad.
Pero ahora que lo pienso, no es la Asamblea –una entelequia- que debe cumplir con la ley y la Constitución… todos debemos.
martes, noviembre 13, 2007
Pregunto, ¿QUIÉN ES EL VENDEDOR MÁS HABIL DEL ECUADOR?
¿Cuál es el vendedor más hábil? Voy a partir de una propuesta simple. Vendedor hábil es quien más vende.
Vendedor más hábil es quien más vende de lo mismo a los mismos compradores prospecto. Y al mismo tiempo, se vende a sí. Por ejemplo, el Presidente de la República en campaña –campaña para ser presidente y para que gane el “sí” en la consulta de abril-.
Y ustedes me dirán, ¿cómo que el Presidente es un vendedor? Es el Presidente… ¿Qué vende?
Hagamos un paréntesis. Ustedes mejor que nadie saben que (1) los consumidores compran marcas; (2) que las marcas ofrecen o prometen beneficios; y (3) que los beneficios son soluciones a problemas.
Dicho de otra manera, los consumidores compran marcas que les ofrecen solucionar los problemas que tienen. Desde el detergente que limpia más blanco con olor a limón hasta el candidato a presidente.
¿Qué vende el Presidente? Vende una marca: Rafael Correa. Que tiene promesas de beneficio concretas que han sido traducidos a “la patria vuelve” o “la patria ya e de todos” o la “Asamblea Constituyente”.
Claro, pensarán, pero no vendió la patria, ¿no? No, no… vendió la promesa de cambio verdadero. Cuando todos los ecuatorianos queríamos un cambio.
Si ustedes preguntan ¿qué es el Socialismo del Siglo XXI? Muchos darán una respuesta alejada de las teorías ideológicas, políticas o filosóficas.
No se come política, ni ideología, ni filosofía.
Si ustedes preguntan ¿qué es el Socialismo del Siglo XXI? Escucharán que es “combate a la corrupción” o “mandar a los congresistas a su casa”. ¿Quién dijo que eso era? El vendedor.
Un buen amigo se dice “vendedor de sueños”. Nunca le pregunté porqué, pero –claro- esto le funcionaba genialmente cuando trataba de conquistar una chica.
Vendedor de sueños es un alias poético, inspirador, elevado… Digamos que nadie quiere colchones, todos queremos comprar sueños o buenas noches o descanso reparador.
Como decía David Ogilvy, un publicista inglés, “la gente no compra lavadoras, compra ropa limpia; la gente no compra brocas de 3/8, compra huecos de 3/8 donde poner el tornillo del cual colgará el cuadro”.
Ya lo dije, es el beneficio de poseer, usar, tener, lo que los compradores quieren.
Vamos a ver. Imaginen que quieren vender un sofá. ¿Cómo lo harían? ¿Qué le dirían a alguien que ya tiene un sofá para que compre el que ustedes venden?
Epa! Cuidado recurren al sobre-prometer.
Es importante recordar, en este punto, que los beneficios que las marcas prometen pueden ser funcionales, sociales o emocionales. O una mezcla.
Vuelvo al inicio.
El punto de confluencia de la política y las ventas es el mercado.
Para que un candidato gane una elección requiere de más votos de los electores que su rival político. Cada elección es una venta, cada elector es un consumidor y cada voto es el precio que ese elector paga por el candidato de su preferencia.
Para ganar se requiere de una estrategia, igual para vender. En la medida que un candidato más conoce las necesidades de los electores, más altas sus probabilidades de ofrecer una respuesta que le genere votos; igual en una venta.
El Presidente en sus campañas vende cambio; podemos traducir “Socialismo del Siglo XXI” como la antípoda del statu quo.
El Presidente vende “manos limpias y corazón puro” para evitar decir no a la corrupción; o vende que “la Patria ya es de todos” para evitar la palabra igualdad. ¿Por qué? Porque el Presidente vende una marca nueva en un mercado maduro; porque la marca nueva, para ser primero en una categoría donde hay muchos actores y actrices, debe crear una nueva sub - categoría que liderar.
La pregunta que se me ocurre ahora es, ¿hasta cuándo será el vendedor más hábil del Ecuador?
Y la respuesta obvia es… hasta que ustedes, amigos lectores de VENTAS, decidan derrocarlo del cargo de vendedor más hábil.
¿Cuál es el vendedor más hábil? Voy a partir de una propuesta simple. Vendedor hábil es quien más vende.
Vendedor más hábil es quien más vende de lo mismo a los mismos compradores prospecto. Y al mismo tiempo, se vende a sí. Por ejemplo, el Presidente de la República en campaña –campaña para ser presidente y para que gane el “sí” en la consulta de abril-.
Y ustedes me dirán, ¿cómo que el Presidente es un vendedor? Es el Presidente… ¿Qué vende?
Hagamos un paréntesis. Ustedes mejor que nadie saben que (1) los consumidores compran marcas; (2) que las marcas ofrecen o prometen beneficios; y (3) que los beneficios son soluciones a problemas.
Dicho de otra manera, los consumidores compran marcas que les ofrecen solucionar los problemas que tienen. Desde el detergente que limpia más blanco con olor a limón hasta el candidato a presidente.
¿Qué vende el Presidente? Vende una marca: Rafael Correa. Que tiene promesas de beneficio concretas que han sido traducidos a “la patria vuelve” o “la patria ya e de todos” o la “Asamblea Constituyente”.
Claro, pensarán, pero no vendió la patria, ¿no? No, no… vendió la promesa de cambio verdadero. Cuando todos los ecuatorianos queríamos un cambio.
Si ustedes preguntan ¿qué es el Socialismo del Siglo XXI? Muchos darán una respuesta alejada de las teorías ideológicas, políticas o filosóficas.
No se come política, ni ideología, ni filosofía.
Si ustedes preguntan ¿qué es el Socialismo del Siglo XXI? Escucharán que es “combate a la corrupción” o “mandar a los congresistas a su casa”. ¿Quién dijo que eso era? El vendedor.
Un buen amigo se dice “vendedor de sueños”. Nunca le pregunté porqué, pero –claro- esto le funcionaba genialmente cuando trataba de conquistar una chica.
Vendedor de sueños es un alias poético, inspirador, elevado… Digamos que nadie quiere colchones, todos queremos comprar sueños o buenas noches o descanso reparador.
Como decía David Ogilvy, un publicista inglés, “la gente no compra lavadoras, compra ropa limpia; la gente no compra brocas de 3/8, compra huecos de 3/8 donde poner el tornillo del cual colgará el cuadro”.
Ya lo dije, es el beneficio de poseer, usar, tener, lo que los compradores quieren.
Vamos a ver. Imaginen que quieren vender un sofá. ¿Cómo lo harían? ¿Qué le dirían a alguien que ya tiene un sofá para que compre el que ustedes venden?
Epa! Cuidado recurren al sobre-prometer.
Es importante recordar, en este punto, que los beneficios que las marcas prometen pueden ser funcionales, sociales o emocionales. O una mezcla.
Vuelvo al inicio.
El punto de confluencia de la política y las ventas es el mercado.
Para que un candidato gane una elección requiere de más votos de los electores que su rival político. Cada elección es una venta, cada elector es un consumidor y cada voto es el precio que ese elector paga por el candidato de su preferencia.
Para ganar se requiere de una estrategia, igual para vender. En la medida que un candidato más conoce las necesidades de los electores, más altas sus probabilidades de ofrecer una respuesta que le genere votos; igual en una venta.
El Presidente en sus campañas vende cambio; podemos traducir “Socialismo del Siglo XXI” como la antípoda del statu quo.
El Presidente vende “manos limpias y corazón puro” para evitar decir no a la corrupción; o vende que “la Patria ya es de todos” para evitar la palabra igualdad. ¿Por qué? Porque el Presidente vende una marca nueva en un mercado maduro; porque la marca nueva, para ser primero en una categoría donde hay muchos actores y actrices, debe crear una nueva sub - categoría que liderar.
La pregunta que se me ocurre ahora es, ¿hasta cuándo será el vendedor más hábil del Ecuador?
Y la respuesta obvia es… hasta que ustedes, amigos lectores de VENTAS, decidan derrocarlo del cargo de vendedor más hábil.
ARTÍCULO PUBLICADO EN LA EDICIÓN 1 DE LA REVISTA VENTAS
Cuando el editor me invitó a escribir sobre “La situación política actual del Ecuador” pensé que la mayoría de ustedes –especialistas de ventas técnicas y profesionales- sabrían mejor que yo qué sucede realmente. Y es que la situación política, como la situación económica, la perciben en el día a día. Ustedes la intuyen en las ventas o en las objeciones.
Así que daré un giro al tratamiento del tema. Voy a escribir sobre la situación actual del Ecuador, así…. Simple. Y empiezo por concienciar que la mayoría de ecuatorianos quiere un cambio.
Cambio. Palabra desgastada, reencauchada, y actualizada.
Cambio, ¿hacia qué o hacia dónde? ¿Cambiar qué? ¿Cambio político, económico o social? Y luego, ¿qué tipo de cambio? ¿Cambio radical, progresivo o mínimo? ¿Todas las anteriores? ¿Ninguna de las anteriores?
La mayoría de ecuatorianos quiere un cambio, dicen las encuestas. La Asamblea es el camino hacia el cambio, dijo el candidato presidencial ganador. Luego, la mayoría de ecuatorianos quiere la Asamblea.
Las preguntas obvias son ¿quiénes son la mayoría? Y ¿cuál es el cambio que esa mayoría quiere?
No voy a responder aun quienes son, voy a plantear qué quiere la mayoría de ecuatorianos. ¿Quiere cambio de modelo económico? ¿Quiere un socialismo del siglo 21? ¿Quiere otra moneda? ¿Qué quiere? Quiere empleo, seguridad, salud, vivienda, educación. Temas concreto que una abstracción como la Asamblea –por sí.-, no resuelve (y ese es parte del problema).
La mayoría de los ecuatorianos quiere, según una encuesta cuya fuente no puedo revelar, que se mantenga el dólar como moneda de uso corriente. Más del 80% de los encuestados dijo que se debía mantener el dólar. Y esto no es sorpresa. Con la dolarización, la pobreza en Ecuador ha bajado casi a la mitad (de 8 de cada 10 en el 2000 a 4 de cada 10 en el 2005) medido sobre los ingresos, según el INEC. Con la dolarización, la inflación se ha reducido del 100% (2000) al 2% (2006). Sí, hay más capacidad de compra… ustedes lo saben bien. Pero también saben que la inseguridad del contenido de la Asamblea ha restringido un poco el consumo.
La mayoría de ecuatorianos quiere un cambio en el modelo de administración pública. Quiere autonomías, porque sabe que el modelo centralista está agotado. Pero esto tampoco se está discutiendo.
Punto de orden. ¿Asamblea o no asamblea? Más allá de la legalidad, constitucionalidad o inconstitucionalidad del tema, están las expectativas del pueblo (como llaman los políticos a los ecuatorianos y ecuatorianas).
¿Un país más a la izquierda? ¿Un país más a la derecha? Alguien decía que los ciudadanos debemos temer que la derecha sea muy diestra o la izquierda muy siniestra. Ni un zurdo come con la izquierda.
Probablemente ustedes, en sus rutas de ventas, en sus conversaciones cotidianas, hayan escuchado qué quieren los ecuatorianos. Y probablemente lo que escuchen sea empleo, mejores condiciones de vida, mejores ingresos, más seguridad, más oportunidades, y alguna que otra crítica a los partidos políticos tradicionales y a los congresistas. La gente, en su mayoría, cree que la Asamblea le dará trabajo. Cree que la Asamblea le dará bienestar. Cree que la Asamblea le dará seguridad. ¿La verdad? La Asamblea, incluso la de plenos poderes, no está en capacidad práctica de hacer aquello.
¿Por qué, entonces, pedirle peras al olmo? Tengo una tesis. Está basada en lo que los psicólogos llaman el triángulo dramático. Imaginen un triángulo (cualquier tipo de triángulo). En un vértice están las víctimas, en otro vértice están los victimarios y en el tercero está el salvador. En un vértice está el pueblo ecuatoriano (la víctima), en otro vértice están los congresistas, la partidocracia, los malos políticos (los victimarios), y en el tercer vértice está Rafael Correa y la Asamblea (el salvador). Esta visión mesiánica de la Asamblea es inevitable –sobretodo cuando vemos que uno de los victimarios (culpables) se sube el sueldo $ 1.000 cada uno; negocia Contralor, fiscal o TSE; se reúne en un salón de hotel por temor a los ciudadanos-.
Otro tema, hablando de política. Ya ahora trataré el tema de la gente. Del “quienes”. La gente se relaciona con la política y sus ideologías a nivel inconsciente a través del marco metafórico de lo familia. Es en la familia donde aprendemos a socializar, aprendemos la cultura política del país, dónde aprendemos los valores de cada institución. Perdón, era. No es (presente), era (´pasado) porque las familias de hoy ya no son como las de ayer.
Un instante para el recuerdo: aprendí de mis padres el respeto a la autoridad, a darle importancia a la institucionalidad, aprendí principios y valores.
Volvamos al presente pues la familia ya no es más la familia tradicional. En Ecuador trabajan padre y madre, cuando viven ambos en el país. En Ecuador la mayoría de las familias se ha desmembrado. En Ecuador, los jóvenes de hoy descubren en el cole que sus maestros saben más, por lo tanto tienen más credibilidad (y autoridad) que sus padres. En Ecuador, los jóvenes están preocupados de su futuro, de sus estudios, de tener –o no- trabajo, de la farra, del sexo, del reggaeton, de consumir.
Al inicio preguntaba “¡quiénes son la mayoría?”. Ellos son la mayoría. Los electores del país son cada vez más jóvenes (más del 40% tiene menos de 43 años). Los jóvenes ecuatorianos son más urbanos, más independientes, más laicos. Son más educados y están más informados. Y sobretodo –sobretodo- no le temen al cambio… porque su vida es, ha sido, un constante cambio.
Esto también explica porqué, cada dos años, cambiamos de presidente… y ya.
Un tema final. Cuando el editor me invitó a escribir sobre “La situación política actual del Ecuador” para una revista especializada pensé, ¿por qué hablar de política en una revista de ventas? Más allá de la verdad de Perogrullo (aquella que sostiene que la política afecta todos los ámbitos de nuestra vida), está otra realidad.
Y creo que esto, así como el ejercicio del triángulo dramático, puede servirles de herramienta para vender más.
¿Por qué hablar de política? Porque estamos enmarcados en ella. Quien primero habló del tema “enmarcar” (framing en inglés) fue George Lakoff. ¿Qué es esto de framing? Pues tiene que ver con la selección del lenguaje para ajustar asuntos generales a historias personales. Es una tesis que trata sobre la manera en que la mente procesa las metáforas (ideas abstractas). Mejor pongo un ejemplo: la mejor manera de vender la Asamblea Constituyente era promover la idea que los ecuatorianos no teníamos patria. Así, apelando además al instinto, se movieron votos a favor de un candidato… y se mueven voces a favor de una Asamblea.
“Para volver a tener país” es una metáfora. Nunca hemos dejado de tenerlo. Talvez no sea como todos quisiéramos, pero… ¿se ha ido a alguna parte? No. Y sin embargo funcionó muy bien.
Pues nada, así como nos enmarcaron la propuesta de la Asamblea en la necesidad de tener un país; así hemos enmarcado la discusión de lo y la política en la necesidad de estar in. ¿O acaso cuando a alguien le hablamos de política, y nos desvía el tema, no pensamos mal de él o ella? “Hummmm”, pensamos, “este no sabe nada... y ahora, ¿de qué le converso?”.
Entonces entiendo lo de la política entre estas páginas. Y les doy unos tips: hablar de la Asamblea será tema in, de moda, es estar en onda Hablar del presidente Correa es in. ¿Venezuela? In. ¿Importancia de los medios de comunicación y su influencia en la sociedad? In. Hablar del Congreso es out. ¿Modelo bolivariano? Out. ¿Izquierda? Out.
En fin, por política editorial (dale con lo de la política), ahora debo pedirles comentarios. Así que, a favor o en contra de la Asamblea, in o out, de acuerdo o en desacuerdo, escríbanme a seminario.andres@gmail.com
Cuando el editor me invitó a escribir sobre “La situación política actual del Ecuador” pensé que la mayoría de ustedes –especialistas de ventas técnicas y profesionales- sabrían mejor que yo qué sucede realmente. Y es que la situación política, como la situación económica, la perciben en el día a día. Ustedes la intuyen en las ventas o en las objeciones.
Así que daré un giro al tratamiento del tema. Voy a escribir sobre la situación actual del Ecuador, así…. Simple. Y empiezo por concienciar que la mayoría de ecuatorianos quiere un cambio.
Cambio. Palabra desgastada, reencauchada, y actualizada.
Cambio, ¿hacia qué o hacia dónde? ¿Cambiar qué? ¿Cambio político, económico o social? Y luego, ¿qué tipo de cambio? ¿Cambio radical, progresivo o mínimo? ¿Todas las anteriores? ¿Ninguna de las anteriores?
La mayoría de ecuatorianos quiere un cambio, dicen las encuestas. La Asamblea es el camino hacia el cambio, dijo el candidato presidencial ganador. Luego, la mayoría de ecuatorianos quiere la Asamblea.
Las preguntas obvias son ¿quiénes son la mayoría? Y ¿cuál es el cambio que esa mayoría quiere?
No voy a responder aun quienes son, voy a plantear qué quiere la mayoría de ecuatorianos. ¿Quiere cambio de modelo económico? ¿Quiere un socialismo del siglo 21? ¿Quiere otra moneda? ¿Qué quiere? Quiere empleo, seguridad, salud, vivienda, educación. Temas concreto que una abstracción como la Asamblea –por sí.-, no resuelve (y ese es parte del problema).
La mayoría de los ecuatorianos quiere, según una encuesta cuya fuente no puedo revelar, que se mantenga el dólar como moneda de uso corriente. Más del 80% de los encuestados dijo que se debía mantener el dólar. Y esto no es sorpresa. Con la dolarización, la pobreza en Ecuador ha bajado casi a la mitad (de 8 de cada 10 en el 2000 a 4 de cada 10 en el 2005) medido sobre los ingresos, según el INEC. Con la dolarización, la inflación se ha reducido del 100% (2000) al 2% (2006). Sí, hay más capacidad de compra… ustedes lo saben bien. Pero también saben que la inseguridad del contenido de la Asamblea ha restringido un poco el consumo.
La mayoría de ecuatorianos quiere un cambio en el modelo de administración pública. Quiere autonomías, porque sabe que el modelo centralista está agotado. Pero esto tampoco se está discutiendo.
Punto de orden. ¿Asamblea o no asamblea? Más allá de la legalidad, constitucionalidad o inconstitucionalidad del tema, están las expectativas del pueblo (como llaman los políticos a los ecuatorianos y ecuatorianas).
¿Un país más a la izquierda? ¿Un país más a la derecha? Alguien decía que los ciudadanos debemos temer que la derecha sea muy diestra o la izquierda muy siniestra. Ni un zurdo come con la izquierda.
Probablemente ustedes, en sus rutas de ventas, en sus conversaciones cotidianas, hayan escuchado qué quieren los ecuatorianos. Y probablemente lo que escuchen sea empleo, mejores condiciones de vida, mejores ingresos, más seguridad, más oportunidades, y alguna que otra crítica a los partidos políticos tradicionales y a los congresistas. La gente, en su mayoría, cree que la Asamblea le dará trabajo. Cree que la Asamblea le dará bienestar. Cree que la Asamblea le dará seguridad. ¿La verdad? La Asamblea, incluso la de plenos poderes, no está en capacidad práctica de hacer aquello.
¿Por qué, entonces, pedirle peras al olmo? Tengo una tesis. Está basada en lo que los psicólogos llaman el triángulo dramático. Imaginen un triángulo (cualquier tipo de triángulo). En un vértice están las víctimas, en otro vértice están los victimarios y en el tercero está el salvador. En un vértice está el pueblo ecuatoriano (la víctima), en otro vértice están los congresistas, la partidocracia, los malos políticos (los victimarios), y en el tercer vértice está Rafael Correa y la Asamblea (el salvador). Esta visión mesiánica de la Asamblea es inevitable –sobretodo cuando vemos que uno de los victimarios (culpables) se sube el sueldo $ 1.000 cada uno; negocia Contralor, fiscal o TSE; se reúne en un salón de hotel por temor a los ciudadanos-.
Otro tema, hablando de política. Ya ahora trataré el tema de la gente. Del “quienes”. La gente se relaciona con la política y sus ideologías a nivel inconsciente a través del marco metafórico de lo familia. Es en la familia donde aprendemos a socializar, aprendemos la cultura política del país, dónde aprendemos los valores de cada institución. Perdón, era. No es (presente), era (´pasado) porque las familias de hoy ya no son como las de ayer.
Un instante para el recuerdo: aprendí de mis padres el respeto a la autoridad, a darle importancia a la institucionalidad, aprendí principios y valores.
Volvamos al presente pues la familia ya no es más la familia tradicional. En Ecuador trabajan padre y madre, cuando viven ambos en el país. En Ecuador la mayoría de las familias se ha desmembrado. En Ecuador, los jóvenes de hoy descubren en el cole que sus maestros saben más, por lo tanto tienen más credibilidad (y autoridad) que sus padres. En Ecuador, los jóvenes están preocupados de su futuro, de sus estudios, de tener –o no- trabajo, de la farra, del sexo, del reggaeton, de consumir.
Al inicio preguntaba “¡quiénes son la mayoría?”. Ellos son la mayoría. Los electores del país son cada vez más jóvenes (más del 40% tiene menos de 43 años). Los jóvenes ecuatorianos son más urbanos, más independientes, más laicos. Son más educados y están más informados. Y sobretodo –sobretodo- no le temen al cambio… porque su vida es, ha sido, un constante cambio.
Esto también explica porqué, cada dos años, cambiamos de presidente… y ya.
Un tema final. Cuando el editor me invitó a escribir sobre “La situación política actual del Ecuador” para una revista especializada pensé, ¿por qué hablar de política en una revista de ventas? Más allá de la verdad de Perogrullo (aquella que sostiene que la política afecta todos los ámbitos de nuestra vida), está otra realidad.
Y creo que esto, así como el ejercicio del triángulo dramático, puede servirles de herramienta para vender más.
¿Por qué hablar de política? Porque estamos enmarcados en ella. Quien primero habló del tema “enmarcar” (framing en inglés) fue George Lakoff. ¿Qué es esto de framing? Pues tiene que ver con la selección del lenguaje para ajustar asuntos generales a historias personales. Es una tesis que trata sobre la manera en que la mente procesa las metáforas (ideas abstractas). Mejor pongo un ejemplo: la mejor manera de vender la Asamblea Constituyente era promover la idea que los ecuatorianos no teníamos patria. Así, apelando además al instinto, se movieron votos a favor de un candidato… y se mueven voces a favor de una Asamblea.
“Para volver a tener país” es una metáfora. Nunca hemos dejado de tenerlo. Talvez no sea como todos quisiéramos, pero… ¿se ha ido a alguna parte? No. Y sin embargo funcionó muy bien.
Pues nada, así como nos enmarcaron la propuesta de la Asamblea en la necesidad de tener un país; así hemos enmarcado la discusión de lo y la política en la necesidad de estar in. ¿O acaso cuando a alguien le hablamos de política, y nos desvía el tema, no pensamos mal de él o ella? “Hummmm”, pensamos, “este no sabe nada... y ahora, ¿de qué le converso?”.
Entonces entiendo lo de la política entre estas páginas. Y les doy unos tips: hablar de la Asamblea será tema in, de moda, es estar en onda Hablar del presidente Correa es in. ¿Venezuela? In. ¿Importancia de los medios de comunicación y su influencia en la sociedad? In. Hablar del Congreso es out. ¿Modelo bolivariano? Out. ¿Izquierda? Out.
En fin, por política editorial (dale con lo de la política), ahora debo pedirles comentarios. Así que, a favor o en contra de la Asamblea, in o out, de acuerdo o en desacuerdo, escríbanme a seminario.andres@gmail.com
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